Deficiencias de Micronutrientes en Sistemas de Labranza Cero

La agricultura de labranza cero, una práctica común en la agricultura regenerativa, ha ganado popularidad debido a sus beneficios para la salud del suelo, la conservación del agua y la reducción de la erosión. Al no perturbar el suelo, este tipo de sistema mejora su estructura y aumenta el contenido de materia orgánica, especialmente en la capa superior. Sin embargo, aunque estos beneficios están bien documentados, los sistemas de labranza cero presentan desafíos únicos en la gestión de micronutrientes, particularmente en cuanto a elementos como el zinc (Zn), el manganeso (Mn), el cobre (Cu) y el hierro (Fe).

Los micronutrientes, aunque necesarios en pequeñas cantidades, son esenciales para el crecimiento y la productividad de las plantas. En sistemas de labranza cero, la disponibilidad de estos nutrientes puede verse considerablemente influenciada por la interacción entre las capas del suelo y la materia orgánica.

 

¿Por qué ocurren deficiencias de micronutrientes en sistemas de labranza cero?

Estratificación de nutrientes

Uno de los principales desafíos en sistemas de labranza cero es la estratificación de nutrientes. En la labranza convencional, el arado redistribuye los nutrientes a lo largo del perfil del suelo, mezclando la materia orgánica y los nutrientes superficiales con las capas más profundas. Sin embargo, en la labranza cero, la materia orgánica tiende a acumularse en la superficie del suelo, junto con los nutrientes que contiene. A medida que esta se descompone, los micronutrientes como el Zn, Mn, Cu y Fe se liberan, pero permanecen concentrados en los primeros centímetros del suelo.

Esta acumulación superficial puede beneficiar a cultivos de raíces superficiales, pero los cultivos de raíces profundas (como el maíz y el trigo) pueden tener dificultades para acceder a estos nutrientes, especialmente durante los periodos de crecimiento críticos cuando dependen de los nutrientes de las capas más profundas. Como resultado, pueden surgir deficiencias de micronutrientes, incluso cuando los niveles totales de nutrientes en el suelo son adecuados.

Inmovilización microbiana

El aumento de la materia orgánica en los sistemas de labranza cero también fomenta una mayor actividad microbiana. Aunque esto es generalmente beneficioso para el ciclo de nutrientes, también puede llevar a la inmovilización temporal de micronutrientes. Los microbios utilizan micronutrientes como el Zn, Fe y Cu para sus propios procesos metabólicos mientras descomponen la materia orgánica. Durante este proceso, los micronutrientes pueden quedar «atrapados» en la biomasa microbiana, haciéndolos menos disponibles para las plantas, especialmente durante las primeras etapas de crecimiento.

Esta competencia microbiana por los nutrientes puede provocar deficiencias temporales en las plantas, particularmente en fases de alta demanda de nutrientes, como la floración o la fructificación. Aunque la inmovilización es una parte natural del ciclo de nutrientes, puede causar problemas de sincronización en la disponibilidad de los nutrientes para los cultivos.

Humedad del suelo y distribución de raíces

La humedad del suelo juega un papel crucial en la disponibilidad de nutrientes, y los suelos de labranza cero suelen retener más humedad en sus capas superiores debido al mayor contenido de materia orgánica. Esto puede llevar a que las plantas concentren su sistema radicular en las capas superficiales, donde el agua es más abundante. Si bien esto es beneficioso en condiciones normales, puede convertirse en un problema durante periodos de sequía, cuando los cultivos de raíces profundas necesitan acceder al agua y nutrientes de las capas inferiores del suelo.

En tales condiciones, pueden aparecer deficiencias de micronutrientes porque estos permanecen concentrados en la capa superficial, y las raíces no se extienden lo suficiente para acceder a ellos. Además, la falta de humedad en las capas más profundas reduce la movilidad de los nutrientes, lo que agrava estas deficiencias.

 

Soluciones para manejar las deficiencias de micronutrientes en sistemas de labranza cero

Aunque los sistemas de labranza cero ofrecen numerosos beneficios a largo plazo para la salud del suelo y la sostenibilidad, abordar las deficiencias de micronutrientes requiere una gestión proactiva. Varias estrategias pueden implementarse para garantizar que los cultivos reciban suficientes micronutrientes, incluso en condiciones de labranza cero.

Pruebas regulares de suelo y tejidos

La realización de pruebas regulares de suelo es esencial para monitorear los niveles de nutrientes a diferentes profundidades. En los sistemas de labranza cero, las pruebas estratificadas son especialmente importantes, ya que proporcionan información sobre cómo están distribuidos los nutrientes en el perfil del suelo. Las pruebas de tejidos vegetales complementan las de suelo, identificando deficiencias que podrían no ser evidentes en las pruebas de nutrientes del suelo.

Utilizando ambos métodos, los agricultores pueden detectar signos tempranos de deficiencia de nutrientes e intervenir a tiempo.

Fertilización foliar

Una de las formas más efectivas de corregir las deficiencias de micronutrientes es mediante la fertilización foliar. Las aplicaciones foliares suministran nutrientes como Zn, Fe y Mn directamente a las hojas, eludiendo el sistema radicular y asegurando una absorción rápida. Esto es especialmente útil cuando la absorción por las raíces es limitada debido a la estratificación de nutrientes o la inmovilización microbiana.

Las pulverizaciones foliares pueden ayudar a suministrar micronutrientes durante las etapas clave de crecimiento, como la floración o la fructificación, donde la demanda de nutrientes es alta y las deficiencias podrían afectar el rendimiento y la calidad del cultivo.

Micronutrientes quelatados

El uso de formas quelatadas de micronutrientes, como Zn-EDTA o Fe-EDDHA, puede mejorar la disponibilidad de los nutrientes en sistemas de labranza cero. Los quelatos son más estables y permanecen disponibles para las plantas en una amplia gama de niveles de pH del suelo, asegurando que los nutrientes sean accesibles incluso en condiciones donde su disponibilidad podría estar limitada.

Además, los micronutrientes quelatados pueden ayudar a mitigar los efectos de las fluctuaciones de pH en los sistemas de labranza cero, donde los suelos superficiales podrían experimentar cambios en el pH debido a la descomposición de la materia orgánica.

Cultivos de cobertura y diversidad de raíces

La introducción de cultivos de cobertura puede mejorar el ciclo de nutrientes en los sistemas de labranza cero. Los cultivos de cobertura de raíces profundas, como los rábanos o leguminosas, pueden extraer nutrientes de las capas más profundas del suelo, ayudando a redistribuir los micronutrientes de manera más equitativa en todo el perfil del suelo. Cuando estos cultivos de cobertura se descomponen, liberan los nutrientes acumulados de nuevo en el suelo, mejorando la disponibilidad de nutrientes para el siguiente cultivo.

Además, promover la diversidad de raíces mediante la rotación de cultivos con diferentes profundidades radiculares puede ayudar a prevenir la estratificación de nutrientes y garantizar una distribución más equilibrada de los micronutrientes en el suelo.

Labranza superficial

En algunos casos, la labranza superficial o la labranza en franjas puede utilizarse junto con prácticas de labranza cero para romper las capas de suelo compactadas y redistribuir los nutrientes acumulados en la superficie sin perturbar completamente la estructura del suelo. Este método puede ayudar a aumentar el acceso de las raíces a los nutrientes que se han concentrado en las capas superiores del suelo.

La labranza superficial también puede mejorar la infiltración de agua y fomentar el crecimiento de raíces más profundas, lo que mejora la absorción de nutrientes y previene las deficiencias de micronutrientes.